La seguridad era esto: qué tiene mi primer coche que no tenía el de mis padres

Pero para hablar con cierto sentido de las mejoras que ha experimentado la industria automovilística en materia de seguridad debemos retroceder a 1949. Fue entonces cuando el médico estadounidense Hunter Shelden se percató del gran número de lesiones en la cabeza provocadas por los accidentes de tráfico. Considerando que el impacto contra el volante o el salpicadero (que entonces podía ser incluso de metal) era un hecho frecuente, diseñó un cinturón retráctil cuya idea fue posteriormente adaptada por los fabricantes estadounidenses.

Poco después, en Europa, se diseñó el cinturón de tres puntas, obligatorio en España desde 1975. Este tipo de arnés reparte la fuerza del impacto por el torso en lugar de únicamente alrededor de la cintura y, por su seguridad, es a día de hoy el estándar global. Su efectividad es aún mayor cuando se combina con el avisador de cinturón desabrochado, presente en toda la gama Dacia. Hoy en día, damos su presencia por hecha y, sin embargo, ni siquiera fueron obligatorios en los asientos traseros hasta 1992.

El segundo gran avance en materia de seguridad llegó poco más o menos al mismo tiempo, aunque comenzó a fraguarse incluso antes. Consciente del peligro que suponían los choques más secos, que transmitían casi toda la energía del impacto al cuerpo del conductor, el ingeniero húngaro Béla Barényi ideó allá por 1937 las zonas de deformación, imaginando coches con una celda "segura" para proteger a los ocupantes rodeadas por estructuras que absorben gran parte de la energía de un choque.

Estas zonas de deformación se unen a los airbags, que fueron introducidos hacia los años 70. Aunque sorprendentemente fiables y efectivos, estas primeras bolsas carecían de los avances presentes en cualquier Dacia actual, como la activación de fuerza variable, necesaria para reducir el riesgo de lesiones en los choques a baja velocidad, o los airbags de cortina, que protegen el torso de los ocupantes en caso de impacto lateral.

Para que nos hagamos una mejor idea de cómo ha evolucionado la adopción de esta tecnología con el paso de los años, el primer coche del típico millennial solo tenía airbag de conductor, pero actualmente Dacia Sandero tiene un total de seis bolsas de aire para proteger a todos los ocupantes del vehículo, se sienten donde se sienten.

Pero más allá de las medidas de seguridad que inciden directamente en la integridad de la estructura del vehículo o sus pasajeros, existen avances pensados para evitar su utilización. Hablamos, naturalmente, de los asistentes electrónicos, que pueden adoptar un papel pasivo o activo en función de las circunstancias.

Son elementos que aparecen en toda la gama Dacia y que van desde la alerta de presión de los neumáticos, que nos avisará de un exceso o una falta de aire para corregirlo y mejorar así el agarre del vehículo, a los asistentes de conducción.

Estos son algunos de los incorporados por Dacia:

• ABS. Los frenos ABS utilizan una serie de sensores para calcular la potencia de frenada necesaria en cada momento, evitando así que las ruedas patinen al pisar el pedal hasta el fondo. Gracias a su uso, se maximiza la eficiencia de los frenos y se mejora la estabilidad del vehículo durante una desaceleración súbita.
• Alerta de olvido de cinturón de seguridad. Gracias al uso de sensores de ocupación en la butaca del asiento, el vehículo es capaz de alertar al conductor de que uno de los ocupantes no se ha abrochado el cinturón.
• Ayuda al arranque en pendiente. Gestionando automáticamente el freno y el motor, esta tecnología impide que el vehículo ruede cuesta abajo cuando el conductor levanta el pedal de freno, reteniéndolo durante dos segundos para facilitar su arranque.
• Detección de ángulo muerto. Usando sensores de ultrasonidos, esta tecnología, presente en Dacia Jogger, avisa al conductor cuando, circulando a velocidades de entre 30 y 140 km/h, tiene un vehículo en las zonas de menor visibilidad situadas a los lados y en posición trasera, encendiendo un LED en los espejos retrovisores exteriores para denotar posibles obstáculos.
  

• E-Call. Obligatoria en la Unión Europea desde 2018, la tecnología E-Call avisa al 112 en caso de accidente de tráfico grave a través de una llamada gratuita realizada por el propio coche. Por razones de privacidad, la tecnología E-Call no realiza seguimiento alguno del automóvil ni transmite información.
• Encendido automático de luces. Usando sensores de iluminación ambiental, el coche es capaz de encender automáticamente las luces cuando anochece.
• Encendido automático del limpiaparabrisas. Este sistema es capaz de detectar la presencia de gotas de lluvia para activar el barrido de las escobillas del limpiaparabrisas. ¿Recuerdas cuando alguna vez tu padre pegaba la cara al cristal de forma instintiva en lugar de activar los limpias? Nunca más volverá a ser un problema.
• ESC. También conocido como control dinámico de conducción, el ESC controla el subvirado y el patinaje de las ruedas para corregirlos, mejorando la tracción del vehículo en todo tipo de firme.

• Frenada de emergencia asistida. Este desarrollo utiliza sensores de proximidad para alertar de obstáculos en la trayectoria del vehículo. Incluso puede frenar de forma autónoma si cree que el impacto es inevitable activando la función AEBS.
  

Aunque parezca mentira, estos elementos son de uso común en la gama Dacia, cuando allá por los años 90 la típica berlina de clase media (¡o incluso media-alta!) tenía frenos ABS… y poco más. Un salto colosal que solo ha sido posible gracias a los avances en una electrónica que es además mucho más fiable que antaño, ayudando al conductor en lugar de irritarlo con una intervención innecesaria sobre la marcha.

Todo esto que hemos contado es el presente de Dacia. Igual que en su momento las autoridades obligaron a incorporar de serie elementos como el cinturón de seguridad, los airbags o el ABS, la nueva normativa europea GSR2 (General Safety Regulation) hace necesario reforzar la seguridad en todos los modelos que se lancen a través del cumplimiento de requisitos cada vez más estrictos. Su objetivo: mejorar la seguridad de todos los coches de nueva fabricación e impedir la importación de modelos inseguros desde el extranjero, al mismo tiempo que se hace hincapié en la seguridad vial, incluidos peatones y ciclistas. 

La segunda revisión de la normativa GSR entró en vigor el 7 de julio de 2024, haciendo necesaria la integración de asistentes que Dacia ya venía incorporado en los nuevos modelos, como la detección de obstáculos en marcha atrás, la frenada automática mejorada y los sistemas de aviso ante posible colisión. Otras mejoras son el registro de datos telemétricos en caso de accidente (ADR o también conocido como "caja negra"), la alerta de detección de fatiga del conductor y la pre-instalación de un sistema para poder incorporar en el futuro un alcoholímetro si se determina necesario.

La implementación de GSR2 ha supuesto un enorme desafío para la industria, ya que fuerza la integración de numerosos elementos electrónicos y de gestión del automóvil con un coste que podría transmitirse al consumidor. Tanto es así que algunos fabricantes han decidido abandonar la comercialización de sus modelos más asequibles. No es el caso de Dacia, porque, desde junio, toda la nueva gama cumple con esta nueva normativa sin haber sufrido un aumento de precio.

sobre el autor

Alberto Ballestín

periodista especializado en motor